martes, 1 de mayo de 2012

Repensar nuestros centros


Repensar nuestros centros

Concebir los centros educativos como sistemas caóticos, se enmarca en la necesidad evidenciada, de repensar e interpretarlos desde el paradigma de la complejidad. La aplicación de la teoría del caos, como base teórica y disciplina científica, dedicada a la comprensión de los sistemas complejos en los que nos movemos como entes que interactuamos.

Partiendo de estas premisas, los centros educativos son entendidos como sistemas complejos y por lo tanto, en constantes dinámicas de cambio, pudiendo ser estudiados, interpretados o evaluados desde la teoría del caos, en orden a una mejor comprensión de su funcionamiento y de las dinámicas que caracterizan esta organización.

Hoy día, el caos ya no es considerado en su génesis peyorativa, sino que forma parte del paradigma científico y postmoderno de la complejidad, que desde décadas ya esta sustentando multiplicidad de estudios en otras disciplinas como pueden ser la cibernética, biología, comunicación, economía, tecnología, etc. Estos estudios y aplicaciones, sustentan una aplicación científica y provechosa, que permite interpretar el funcionamiento de los sistemas, en los que la teoría del caos son aplicados.

Como ya señalaba Bertalanffy  (1993, 14), “la tecnología y la sociedad modernas se han vuelto tan complejas que los caminos y medios tradicionales no son ya suficientes, y se imponen actitudes de naturaleza holista, o de sistemas, y generalista, o interdisciplinaria. Sistemas en múltiples niveles piden control científico: ecosistemas, cuya perturbación lleva a problemas apremiantes como el de la contaminación; organizaciones formales, como la burocracia, las instituciones educativas…Sin importar hasta dónde sea posible la comprensión científica y en qué grado sea factible, o aun deseable, el control científico; es indiscutible que son en verdad problemas de sistemas, o sea problemas de interrelaciones entre gran número de variables.”

Y no sólo necesitados repensar nuestras instituciones educativas de forma distinta, sino utilizar en su interpretación todas aquellas teorías, técnicas, instrumentos y metodologías, afines o no a nuestro campo educativo; que nos permitan en definitiva dibujar un mapa distinto de funcionamiento. Finalmente, tratar de comprender la evolución y vida de nuestros centros escolares en general y el funcionamiento de sus dinámicas, en particular.

Las metodologías de investigación y evaluación de centros utilizadas hasta ahora, se vislumbran como escasas, angostas para poder visionar y comprender una realidad compleja, que si la tratamos de desmenuzar para entender cada una de sus partes, no visualizaremos sus procesos ni las dinámicas resultantes.

En este marco conceptual y metodológico, la disciplinariedad, pluridisciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisiciplinariedad; deberán en futuro no muy lejano ser la aplicación de un conocimiento multifacético y globalizador, que permita interpretar y entender los procesos y dinámicas educativas que asisten a los centros educativos en nuestros días. “Las escuelas se han convertido en instituciones, en organizaciones complejas en los grandes núcleos urbanos” (Muñoz y Román, 1989, 11).

Interdisciplinariedad entendida como “transferencia de métodos de una disciplina a otra”. Y donde “la disciplinariedad, la pluridisciplinariedad, la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad son las cuatro fechas de un solo y mismo arco: el del conocimiento” (Nicolescu, 2007, 4).

En consecuencia, deberemos utilizar un conocimiento, base teórica o paradigma; que nos permita entender y utilizar distintas metodologías  y técnicas para interpretar dichos procesos, de aquí la necesidad de proyectar los centros educativos bajo la luz del paradigma de la complejidad.

Si revisamos, de forma breve la evolución de las innovaciones acaecidas en el ámbito educativo, desde la década de los setenta, con el movimiento de la escuelas eficaces y el movimiento centrado en la mejora de la escuela, “las reformas educativas han ido evolucionando desde planteamientos muy centrados en la iniciativa de la administración educativa, a otros que enfatizan el sentido del centro como unidad básica de cambio y el aula como referente básico para la acción” (Gairín, 2006, 32).

No obstante, como señala Bolívar (2004, 113) “… el asunto es complejo porque, desde un modelo que mantenga la dinámica entre niveles, el buen hacer docente en el aula no se mantiene sin una coherencia horizontal acorde en el centro, y éste sin una política que incite y apoye”. Es decir, sin una visión holística de todo el sistema y sus relaciones, no podremos evolucionar e innovar nuevos procesos.

Uri Merry (1995) en el prefacio, dice: “Based on the New Sciences, this is an attempt to describe the growing magnitude of uncertainty in the word, to trace how it has come about, and where it is leading”. Es decir, si queremos operar con la incertidumbre, necesitamos apoyarnos en nuevas ciencias del caos, como la autoorganización, la complejidad, y una nueva comprensión de la evolución.

Un centro educativo como sistema social que está vivo, fluye, cambia, se reorganiza y reestructura, en un continuo proceso de interacciones o procesos dinámicos. “All human and social systems are open, far from equilibrium systems”. Siguiendo a Uri Merry (1995, 46): “The systems are in a steadfast flux with never-ending internal fluctuations. The fluctuations are dampened as long as the society is able to contain them. But at some point, when an energy gradient becomes increasingly difficult to contain, the fluctuations reach a critical size that perturbs the system. Discontinuous change nucleates around one fluctuation. This leads to a period of great disorder, instability, insecurity, and chaos that finally ends in one of two ways. The society, organization, family, or personality breaks down and disintegrates, or self-organizes itself into a new, more complex order”.

 Por lo tanto, los sistemas sean del tipo que sean: sociedad, organizaciones, familias, personas, están en continuas fluctuaciones, provocando inestabilidades, desordenes, caos que darán lugar a una ruptura del sistema o a un orden más complejo.


Charo Mayo Pérez, 1 de mayo de 2012


Bibliografía:

  • Bolívar, A. (2004). El centro como unidad básica de acción educativa y mejora. En Moreno, J. M. (coord.), Organización y gestión de centros educativos (pp. 95-124). Madrid: UNED.
  • Gairín Sallán, J. y cols. (2006). Procesos de cambio en los centros educativos a partir de evaluaciones externas. Madrid: CIDE-MEC.
  • Merry, U. (1995). Coping with uncertainty: Insights from the new sciences of chaos, self-organization, and complexity. Westport: Praeger.
  • Muñoz, A. y Román, M. (1989). Modelos de organización escolar. Madrid: Cincel.
  • Nicolescu, B. (2007).  La transdisciplinariedad: Una nueva visión del mundo. Consultado el 26/12/2007 en http://nicol.club.fr/ciret/espagnol/visiones.htm
  • Von Bertalanffy, L. (1976). Teoría general de los sistemas. Madrid: Fondo de Cultura Económica.

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