miércoles, 5 de septiembre de 2012

La Organización Escolar Como Sistema Caótico I.



Según Bertalanffy (1993,56) define un sistema como “un complejo de elementos interactuantes”, definición con la cual estoy en consonancia. Por lo tanto, los procesos y dinámicas que generan estos elementos interactuantes, dan lugar a una organización.

Como ya indicaron Katz y Khan (1977): "La teoría de sistemas es un enfoque y un lenguaje conceptual para comprender y describir muchos tipos y niveles de fenómenos (...) En las organizaciones humanas, como en otros sistemas abiertos, los procesos sistémicos básicos son energéticos e incluyen el flujo, transformación e intercambio de energía; sin embargo, tales organizaciones poseen propiedades únicas que las distinguen de otras categorías de sistemas abiertos. Quizá la más esencial de esas propiedades únicas, sea la falta de estructura en el sentido usual del término: una anatomía identificable, perdurable y físicamente observable (...) Las organizaciones humanas carecen de estructura, pues no se trata de una uniforme suma de individuos interactuantes dedicados a crear alguna combinación de acontecimientos al azar".

Morín, recoge algunas de las definiciones de sistema (1977, 102): “un sistema es un conjunto de unidades en interrelaciones mutuas” (Von Bertalanffy, 1956); es “un todo que funciona como todo en virtud de los elementos que lo constituyen” (Rapoport, 1969). Señala también que algunas otras definiciones ni siquiera hablan de partes, y definen el sistema como “conjuntos de estados” (Mesarovic, 1962), o de eventos, de reacciones, etc. (Soto González, 1999, 20).

Roger Ciurana, nos dice que un sistema es una unidad global organizada de interrelaciones, acciones o individuos. Se trata según él, de un macro-concepto en el que  intervienen los conceptos de sistema, organización e interrelación; necesarios para entender qué es el concepto de sistema:

·        Sistema es unidad global organizada.
·        Organización es la disposición de las relaciones entre los elementos o individuos.
·        Relaciones que hacen emerger la unidad compleja o sistema.
·        Y es que esta unidad sistémica está dotada de cualidades nuevas respecto a las partes que la componen si funcionasen por separado.
·        Por lo tanto la organización es la unión interrelacional de la diversidad en una unidad global o sistema. Sin organización no hay posibilidad de sistema.
·        Un sistema es un sistema organizado.
·        La organización es lo que confiere estructura al sistema. Lo que cohesiona la red de relaciones. Pero un sistema organizado no por ello es un sistema que ha anulado la diversidad. Sin diversidad no es posible la interrelación y por lo tanto no es posible la emergencia de nada nuevo. Por último, como se deduce de lo anterior, la base de la organización son las interrelaciones.
·        En síntesis: el concepto de sistema nos habla de una relación entre las partes y la totalidad de la relación interactiva de las partes entre sí, que dispuestas de forma diferente, pueden hacer emerger diferentes tipos de organización sistémica.

La representación gráfica de un sistema u organización compleja se expresa en los fractales (Mandelbrot, 1987, 1975/2003). Son las «huellas» geométricas que dejan los sistemas caóticos. Se trata de patrones regulares de organización, que indican un orden complejo en comportamientos aparentemente aleatorios. Un fractal presenta una forma irregular característica, que se mantiene invariante a cualquier escala de análisis, es decir, cualquier «parte» (micro) tiene la misma forma (autosemejanza) que el «todo» (macro), de tal manera que si se itera la parte (el fractal) vamos obteniendo el todo.

El fractal, al dar forma a las irregularidades, al mostrarnos gráficamente los patrones que organizan un sistema complejo, y al mostrarnos cómo la repetición cuantitativa genera novedades cualitativas, nos permite atisbar una imprescindible doble articulación: entre lo que cambia y lo que permanece, por un lado; y entre lo cuantitativo y lo cualitativo, por otro. (Pastor y García, 2007).

(Representing attractors by orbitals. José Luís Subias. Área de Expresión Grafica en la Ingeniería. Departamento de Ingeniería de Diseño y Fabricación University Of Zaragoza).

Morín (1977, 126) define la organización como: “la disposición de relaciones entre componentes o individuos que produce una unidad compleja o sistema, dotado de cualidades desconocidas en el nivel de los componentes o individuos. La organización une de forma interrelacional elementos o eventos o individuos diversos que a partir de ahí se convierten en los componentes de un todo”.

Morin afirma que la organización puede ser asumida como un islote de neguentropía. De esta manera, la neguentropía saca la entropía al exterior, como subproducto de su reino en el interior de un sistema.

La organización tiene, según Morin (1984) dos aspectos. Por un lado, la organización permanente de un sistema que tiende a la desorganización. Por el otro, la reorganización permanente de sí, esto es, la auto-re-organización. De esta manera, tomando el concepto de organización y uniéndolo a la retroalimentación, es posible entender porque estos autores le otorgan tal importancia al concepto de autoorganización. (Gerber Plüss, 2006, 41).

Navarro Cid (2002, 34), recoge las cinco características definitorias del fenómeno organización extraídas de los trabajos de Porter, Lawler y Hackman (1975) en el que recogen diez definiciones diferentes de otros tanto autores (Barnard, 1938; Etzioni, 1964; Scott, 1964; Thompson, 1967; Gross, 1968; Presthus,1958; Simon, 1952; Schein, 1970; Litterer, 1965; Strother, 1963) y del trabajo de Quijano (1987, 1993) recopilando las definiciones de dieciocho autores (Porter, Lawler y Hackman, 1975; Chapple, 1954; Leibestein, 1960; Weber, 1947; Barnard, 1938; Pfiffner y Sherwood, 1961; Simon, 1952; March y Simon, 1958; Mayntz, 1972; Etzioni, 1964; Scott, 1964; Friedmann, 1971; Weiss, 1956; Mateu, 1984; Katz y Khan, 1966; Mooney, 1947; Gerth y Mills, 1961; Argyris, 1957):

  • Composición de la organización basada en individuos y/o grupos interrelacionados;
  • Orientación hacia unos objetivos o fines que guían las actividades y procesos organizacionales, y que son perseguidos por la organización a fin de su propia subsistencia.
  • Diferenciación de funciones entre los miembros componentes de la organización.
  • Coordinación racional intencionada necesaria para su integración en orden a la consecución de los fines organizacionales.
  • Continuidad a través del tiempo en tanto al mantenimiento de los patrones de interacción como sistema de roles, lo cual hace que la organización mantenga una cierta identidad como tal.

Representando gráficamente, los niveles relacionales dentro de las organizaciones, quedaría, (Schuschny, 2007).


La teoría organizativa aplicada al ámbito educativo, deviene en organización escolar, escuela o centro educativo. Gairín et al. (2006, 48-49), define escuela como “una estructura social con una organización y un sistema complejo de relaciones, tanto internas como con el entorno, cuya principal función es la de dar respuesta a las demandas educativas de la sociedad en la que está inmersa…Objetivos, estructura y sistema relacional constituyen los tres componentes básicos de las organizaciones. No obstante, su interrelación más que ser coherente queda a menudo mediatizada por diversos factores:

·        Los objetivos de las instituciones cambian a menudo como consecuencia de las relaciones que mantienen con un entorno dinámico, mientras que las estructuras permanecen o evolucionan más lentamente. Las estructuras no siempre son coherentes con los objetivos ni permiten su realización.
·        Las personas no siempre comparten los objetivos institucionales usan inadecuadamente las estructuras que les permiten relacionarse o generan potentes estructuras paralelas o informales”.

Los centros educativos o las organizaciones escolares, difieren en su evolución de otros tipos de organizaciones, presentando una serie de características diferenciales en contraposición con las empresas, (Carda y Larrosa, 2004, 27-28):

·       Objetivos. Los objetivos generales de una organización escolar suelen ser diversos, imprecisos y a veces contradictorios en su formulación. No siempre existe correspondencia entre objetivos y medios materiales para conseguirlos.
·       Planificación. La planificación en los colegios es escasa y no se cumple en la mayoría de los casos porque existen distintas maneras de interpretar la organización más adecuada para conseguir los fines. La escuela como organización está muy alejada de un único modelo ideal que representaría la empresa.
·       Roles. El profesorado de los colegios debe asumir varios roles caracterizados en la mayoría de los casos por la ambigüedad, algo que no suele ocurrir en los trabajadores de las empresas.
·       Tecnología. La tecnología específica escolar se caracteriza por su poca claridad si la comparamos con la de la empresa.
·       Coordinación. La escuela es considerada como una organización débilmente articulada, tanto desde el punto de vista de sus componentes como en la relación objetivos-medios mínimos.
·       Evaluación-Control. No existe un modelo consensuado eficaz, ni criterios precisos igualmente consensuados de calidad para la evaluación general del funcionamiento de los centros. En lo que se refiere al control diremos que es ejercido por distintas instancias con escasa coordinación. En cuanto a la consecución de los fines de la educación, existen dificultades para medir objetivos difícilmente cuantificables.
·       Liderazgo. Las propias características de las organizaciones escolares no facilitan la existencia de líderes que dirijan proyectos en los centros.
·       Usuarios. Los centros escolares no pueden cumplir la misión de formación que le marcan las leyes ni pueden dar respuesta adecuada a todas las necesidades del alumnado y familias.
·        Relaciones. En las instituciones escolares cobran gran relevancia las relaciones informales, al contrario de lo que suele suceder en las organizaciones empresariales.
·       Recursos. Los recursos empleados en la escuela no pueden producir beneficios inmediatos contables, por lo que a veces no son coherentes con los objetivos perseguidos. De otro lado, las decisiones se toman de acuerdo con la política educativa de cada momento, limitando la continuidad de determinados proyectos y grupos de trabajo.

Carda y Larrosa (2004, 48-50), exponen los componentes más importantes del centro escolar para su funcionamiento como organización en la siguiente figura:


Esta organización cuya visión o finalidad dentro del sistema social, es cambiante dependiendo del contexto con el que se relaciona dicha organización (véase el distinto funcionamiento de centros educativos de zonas rurales o urbanas); en términos generales se pretende formar a los alumnos en una serie de conocimientos, destrezas, habilidades que den lugar a personas integrales como un todo y finalidad última.

En el seno de esta organización, se relacionan una serie de personas o elementos (alumnos, profesores, familiares, personal laboral, asociaciones, funcionarios de la administración, proveedores, etc. ); dan lugar a una serie de procesos y dinámicas cambiantes y continuas en el tiempo, a través de una serie de medios como es el lenguaje (explícito, implícito), lenguaje corporal, conductas, en el que influyen además el bagaje personal y social cognitivo de cada persona así como el entorno o entornos donde se producen estas dinámicas y su relación con el contexto exterior.

Frente a estas dinámicas, es casi imposible predecir el estado futuro de  un centro educativo, con las técnicas y métodos de investigación al uso en educación, si bien; es posible modelar el comportamiento general de un sistema en la medida en que prevalece un orden, una capacidad de autoorganización de los elementos como un todo.

Los centros educativos son una compleja red no lineal de relaciones, producto de las complejas y conflictivas interacciones entre los miembros de la organización, y entre éstos y un entorno turbulento.



Charo Mayo Pérez, septiembre de 2012.


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Mi mas profundo agradecimiento al Dr. Luís Carro Sancristobal de la Universidad de Valladolid, que en todo momento me prestó su dedicación, ayuda y documentación.


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