domingo, 20 de enero de 2013

Los Centros Educativos son Sistemas Caóticos II.


Los centros educativos, son una compleja red no lineal de relaciones, producto de las complejas y conflictivas interacciones entre los miembros de la organización. Al mismo tiempo, entre éstos y un entorno turbulento.

Estas dinámicas caóticas, permiten la emergencia de un nuevo nivel organizativo a través de procesos de autoorganización (el principio organizador no es racional, sino un proceso colectivo emergente). Las organizaciones, vistas como Sistemas Adaptativos Complejos son:
·    Sistemas autónomos, (se renuevan a sí mismas utilizando recursos del entorno).
·    Autoorganizados, (el orden y las pautas de conducta son establecidas por el propio sistema).
·    Autosostenidos, (se mantienen a sí mismos), con largos períodos de estabilidad salpicados por cambios bruscos («catástrofes») en su estructura y funcionamiento que, paradójicamente, permiten que estas organizaciones se estabilicen.

En esta línea, Thiétart y Forgues (1993) y Perna y Masterpasqua (1997), intentan comprender la aparente paradoja entre estabilidad y cambio en las organizaciones laborales, viendo éstas como sistemas dinámicos no lineales que presentan un «equilibrio inestable» entre estabilidad e inestabilidad.

Las organizaciones educativas, al igual que cualquier organización laboral, no funcionarían adecuadamente, ni en el orden rígido ni en la aleatoriedad derivada del azar; sino que encontrarían su funcionamiento más adecuado, de manera emergente y espontánea, en el «filo» o «borde» del caos, esto es, en estados inestables alejados del equilibrio pero que presentan, no obstante, cierto orden y cierta estabilidad. (Pastor y García­-Izquierdo, 2007).

Por emergencia (Johnson, 2003), se entiende el surgimiento espontáneo de nuevas propiedades en el sistema como consecuencia de las interacciones entre sus componentes, lo que nos permite hablar de un nuevo nivel de organización cualitativamente distinto y más complejo como consecuencia de estas interacciones. De tal manera que el comportamiento del «todo» es distinto al comportamiento de sus «partes».

 La autoorganización es un proceso emergente que acaba consolidando cierto orden (pautas estables y patrones globales de comportamiento), a partir de la coordinación de las interacciones entre los elementos individuales del sistema, sin plan preestablecido ni control externo alguno. Esta autoorganización emergente dirige el comportamiento del sistema (el «todo») y condiciona los comportamientos individuales de sus elementos (las «partes»), lo que permite una estabilidad frente a las perturbaciones, que redunda en una mejor adaptación al medio.

La autoorganización emergente se refiere, en definitiva, a la génesis de orden, es decir, a la innovación y creación de nuevas formas y estructuras (la evolución natural sería un clarísimo ejemplo del poder de la autoorganizacion). Se han propuesto distintas maneras de explicar esta autoorganización: desde la biología, la autopoiesis (Maturana y Varela, 1990, 1994); desde el pensamiento filosófico, la recursividad (Morin, 1994); y desde la termodinámica, las estructuras disipativas en sistemas alejados del equilibrio (Nicolás y Prigogine, 1994; Prigogine, 1983, 1997; Prigogine y Stengers, 1983). En (Pastor y García 2007).

La organización viviente, es decir, la auto-organización, está más allá de las posibilidades actuales de aprehensión de la teoría de sistemas, de la teoría de la información, de la cibernética, del estructuralismo. El problema de la auto-organización emerge: por una parte, a partir de la teoría de los autómatas auto-reproductores y, por otra, a partir de una tentativa de teoría meta-cibernética. En el primer sentido, es la reflexión genial de Von Neumann la que presenta los principios fundamentales.

Las organizaciones, vistas como seres vivos, tendrían un desarrollo y una evolución. Evolución que podemos entender, como períodos entremezclados de adaptación y autoorganización (Wagensberg, 1985), de manera que en los períodos de adaptación predominaría el feedback negativo, mientras que en los períodos de autoorganización predominaría el feedback positivo, «cambio 1» y «cambio 2» según la terminología de Watzlawick, Fisch y Weakland (1976). Estas organizaciones, lejos de ajustarse pasivamente a su entorno, «coevolucionan» con éste, es decir, las organizaciones no sólo reaccionan, sino que se anticipan creativamente a su entorno hasta modificarlo para hacerlo más propicio a sus intereses. (Pastor y García-Izquierdo, 2007).

La consecuencia de ello es que todo empeño en reducir los fenómenos sistémicos y los problemas organizacionales a términos de estructura, entraña un gran desperdicio de inteligibilidad, una pérdida de fenomenalidad y de complejidad. (Rueda Ortiz, 2003, 417).

En el segundo sentido, los alcances teóricos fueron audazmente ensayados por Ashby, Von Foerster, Gottard Gunther, ente otros. Por una parte, Schrödinger puso de relieve desde 1945, la paradoja de la organización viviente, que no parece obedecer al segundo principio de la termodinámica. Y por otra parte, Von Neumann inscribió la paradoja, en la diferencia entre la máquina viviente (autoorganizadora) y la máquina artefacto (simplemente organizada) en Rueda Ortiz, (2003, 430).

Como resultado de dicho ecosistema, estas dinámicas dan lugar a periodos de equilibrio u orden y posteriores desequilibrios o desordenes, que darán lugar a nuevas estructuras o dinámicas: “Schools are not static flowcharts or ledger sheets….Equilibrium comes from tension. The form of organization is reached when a stable but flowing equilibrium is reached. Chaos is controlled and made orderly.” (Maxcy, 1995, 171). Y (1995, 51): “Organization is the process of forming or ordering”.

Por lo tanto, los centros educativos son organizaciones dinámicas, en proceso continuo de cambio o búsqueda de equilibrio y desorden. Su estructura, se determina no por la caracterización aislada de individuos o grupos de individuos, sino por los tipos de procesos y dinámicas que generan lo participantes en cada una y todas de las  dinámicas que conforman la estructura de los centros educativos. 

Los centros educativos entendidos como organizaciones dinámicas y complejas forman un sistema no enmarañado, desordenado, desquiciante, improvisado, desestructurado, sino un sistema en continuo proceso donde las dinámicas múltiples e interactuantes; no sólo entre los elementos o participantes de los centros educativo, sino las dinámicas de dichos participantes con otros individuos que no pertenecen a dicha organización, pero que dichas interacciones pasan a formar parte de ese bagaje cognitivo individual y social e influye en las dinámicas propias que se suceden dentro de la organización escolar.

La organización, y por extensión, un centro educativo, ya no sería una estructura, sino, por el contrario, un producto emergente del proceso. La actividad de organizar (organizing), un sistema complejo dependiente de los elementos que lo componen y de sus particulares interrelaciones, de tal manera que lo que funciona en una organización no tiene por qué funcionar en otra organización distinta. (Pastor y García-Izquierdo, 2007).

Es decir, cada individuo de la organización escolar, teje una multiplicidad de redes de relaciones tanto con los individuos de dicha organización, como con otros pertenecientes a otras organizaciones o sistemas en constante flujo e interacción recíprocos. Estas dinámicas internas y externas están constantemente cambiando y evolucionando a nuevos ordenes distintos dentro de la organización escolar; imprevista y diferente de los que se parten en su origen, generando una incertidumbre positiva.

Manucci (2004, 5-6) recogiendo las palabras de Ralph D. Stacey, (en  su obra (1992, 12): Managing the unknowable. Strategic boundaries between order and chaos in organizations), “el mensaje central de las nuevas ciencias para las organizaciones es este: las organizaciones son sistemas de retro alimentación que generan comportamiento complejo donde los eslabones que unen la causa y el efecto están rotos. El orden diseñado mentalmente es reemplazado por un orden emergente desde la inestabilidad a través de procesos de autoregeneración.

En esta línea de pensamiento por lo tanto, las organizaciones escolares, o centros educativos, devienen en sistemas complejos y caóticos, donde su capacidad de autoregeneración y autorregulación se asimila a los sistemas autopoiéticos de Maturana y Varela (1994); porque se redefinen y reestructuran bajo esa misión o visión, que les ha dotado la sociedad como sistema social en el que están inmersos y con el que interactúan a través de sus elementos o participantes.

Carolino (2004, 13), expone gráficamente las principales características de los sistemas caóticos. (Ver esquema al margen).



Los sistemas caóticos, como es un centro educativo, sustentan sus dinámicas y conforman su estructura en las siguientes características funcionales:

  • Sensibles a las pequeñas variaciones, tanto en las condiciones iniciales  como en cualquier fase del proceso generativo de las dinámicas que estructuran el sistema. Cualquier variación por pequeña que sea, puede provocar grandes efectos no previstos en los sistemas. Es el “efecto mariposa” de Edgard Lorenz: “el movimiento de las alas de una mariposa  en Brasil puede provocar un tornado en Texas”. Por otra parte, en cualquier momento, no tiene por qué ser el inicial, en cualquier fase de una dinámica, cualquier variación da lugar a una nueva dinámica u orden. La sensibilidad de un sistema, trabaja de la mano de la no linealidad en cuanto al tiempo, (Poincaré, 1908/1948) es la base matemática de la complejidad, y se refiere a la desproporcionalidad entre la variable independiente y su efecto en la variable dependiente, es decir, a la no proporcionalidad causa-efecto. Así, la interacción entre pocos elementos del sistema puede desencadenar comportamientos muy complejos donde pequeñas perturbaciones pueden dar lugar a grandes cambios y viceversa. La idea de equilibrios interrumpidos (Eldredge y Gould, 1972) plantea una evolución no lineal «a saltos»: largos períodos de tiempo sin cambios perceptibles salpicados por breves pero intensos momentos súbitos de cambio que facilitan la aparición de nuevas propiedades. En Pastor y García, 2007).

  • Dinámico-interactivados: en tanto que la no linealidad está presente en todas las dinámicas que forman la estructura del sistema. Los individuos que forman parte de las dinámicas, interactúan en forma de redes que se realimentan de información y actos, en feedback continuo, y al mismo tiempo están supraconexionados, con otras redes dentro y fuera de sistema. Unas fases en esta realimentación de información y actos dará lugar a cambios e innovaciones, con la perdida de estabilidad, desorden o desequilibrio del sistema. En otros momentos; darán lugar a procesos o periodos de estabilidad, orden o equilibrio. En estas dinámicas, están presentes unos focos de actividad o atractores que supeditan la actividad del resto de los componentes.

  • Auto regenerativos: son capaces de generar continuamente la estructura del sistema en general y de las dinámicas en particular; en orden a una conservación intrínseca del sistema, implícitamente asumida por todos los individuos pertenecientes al sistema humano de que se trate. Aunque, no con clausura operacional, sino en adaptación a las exigencias en su relación con el contexto cercano y lejano al sistema en cuestión. De aquí, se deriva un historial de desarrollo y evolución del funcionamiento del mismo.  Pastor y García 2007, argumentan esta propiedad siguiendo a Wiener (1950), somos «materia organizada», pautas que se repiten y se reproducen a sí mismas, autogeneración de estructuras y patrones de comportamiento.

·    Metaordenados: como consecuencia de la interacción de los componentes de cada una de las dinámicas y de las distintas dinámicas entre sí, así como de la interacción de cada uno de los componentes con otros sistemas distintos al estudiado, pero de los que también forman parte e interaccionan. De aquí,  resultan unos fluidos de realimentación circular de información constante. Generan nuevas formas de funcionamiento u ordenes que no son específicas de ninguno de los componentes, ni dinámicas, ni predecibles a priori. Esta fenomenología, permite analizar no todo el sistema en su totalidad, sino una o algunas de sus dinámicas, puesto que reproducen fielmente el funcionamiento del mismo, como si de un fractal se tratara. (Figura de elaboración propia al margen).

Las organizaciones precisan de cierto orden para mantener su estabilidad estructural y para almacenar información, pero, de igual manera, precisan de cierta inestabilidad y desorden para desarrollar procesos creativos que nos permitan innovar y abrir nuevos caminos. Así, mientras la organización formal busca el equilibrio y el orden (feedback negativo), la organización informal (feedback positivo) nos lleva a una «inestabilidad caótica» que, paradójicamente, nos conduce, a través de la emergencia innovadora y creativa de nuevas estructuras y procesos, a una más adecuada adaptación al medio. (Pastor y García-Izquierdo, 2007).

                                                                                                  Charo Mayo Pérez, enero de 2013.



Bibliografía.

La bibliografía utilizada está relacionada y especificada en documentos publicados anteriormente.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

La Organización Escolar Como Sistema Caótico I.



Según Bertalanffy (1993,56) define un sistema como “un complejo de elementos interactuantes”, definición con la cual estoy en consonancia. Por lo tanto, los procesos y dinámicas que generan estos elementos interactuantes, dan lugar a una organización.

Como ya indicaron Katz y Khan (1977): "La teoría de sistemas es un enfoque y un lenguaje conceptual para comprender y describir muchos tipos y niveles de fenómenos (...) En las organizaciones humanas, como en otros sistemas abiertos, los procesos sistémicos básicos son energéticos e incluyen el flujo, transformación e intercambio de energía; sin embargo, tales organizaciones poseen propiedades únicas que las distinguen de otras categorías de sistemas abiertos. Quizá la más esencial de esas propiedades únicas, sea la falta de estructura en el sentido usual del término: una anatomía identificable, perdurable y físicamente observable (...) Las organizaciones humanas carecen de estructura, pues no se trata de una uniforme suma de individuos interactuantes dedicados a crear alguna combinación de acontecimientos al azar".

Morín, recoge algunas de las definiciones de sistema (1977, 102): “un sistema es un conjunto de unidades en interrelaciones mutuas” (Von Bertalanffy, 1956); es “un todo que funciona como todo en virtud de los elementos que lo constituyen” (Rapoport, 1969). Señala también que algunas otras definiciones ni siquiera hablan de partes, y definen el sistema como “conjuntos de estados” (Mesarovic, 1962), o de eventos, de reacciones, etc. (Soto González, 1999, 20).

Roger Ciurana, nos dice que un sistema es una unidad global organizada de interrelaciones, acciones o individuos. Se trata según él, de un macro-concepto en el que  intervienen los conceptos de sistema, organización e interrelación; necesarios para entender qué es el concepto de sistema:

·        Sistema es unidad global organizada.
·        Organización es la disposición de las relaciones entre los elementos o individuos.
·        Relaciones que hacen emerger la unidad compleja o sistema.
·        Y es que esta unidad sistémica está dotada de cualidades nuevas respecto a las partes que la componen si funcionasen por separado.
·        Por lo tanto la organización es la unión interrelacional de la diversidad en una unidad global o sistema. Sin organización no hay posibilidad de sistema.
·        Un sistema es un sistema organizado.
·        La organización es lo que confiere estructura al sistema. Lo que cohesiona la red de relaciones. Pero un sistema organizado no por ello es un sistema que ha anulado la diversidad. Sin diversidad no es posible la interrelación y por lo tanto no es posible la emergencia de nada nuevo. Por último, como se deduce de lo anterior, la base de la organización son las interrelaciones.
·        En síntesis: el concepto de sistema nos habla de una relación entre las partes y la totalidad de la relación interactiva de las partes entre sí, que dispuestas de forma diferente, pueden hacer emerger diferentes tipos de organización sistémica.

La representación gráfica de un sistema u organización compleja se expresa en los fractales (Mandelbrot, 1987, 1975/2003). Son las «huellas» geométricas que dejan los sistemas caóticos. Se trata de patrones regulares de organización, que indican un orden complejo en comportamientos aparentemente aleatorios. Un fractal presenta una forma irregular característica, que se mantiene invariante a cualquier escala de análisis, es decir, cualquier «parte» (micro) tiene la misma forma (autosemejanza) que el «todo» (macro), de tal manera que si se itera la parte (el fractal) vamos obteniendo el todo.

El fractal, al dar forma a las irregularidades, al mostrarnos gráficamente los patrones que organizan un sistema complejo, y al mostrarnos cómo la repetición cuantitativa genera novedades cualitativas, nos permite atisbar una imprescindible doble articulación: entre lo que cambia y lo que permanece, por un lado; y entre lo cuantitativo y lo cualitativo, por otro. (Pastor y García, 2007).

(Representing attractors by orbitals. José Luís Subias. Área de Expresión Grafica en la Ingeniería. Departamento de Ingeniería de Diseño y Fabricación University Of Zaragoza).

Morín (1977, 126) define la organización como: “la disposición de relaciones entre componentes o individuos que produce una unidad compleja o sistema, dotado de cualidades desconocidas en el nivel de los componentes o individuos. La organización une de forma interrelacional elementos o eventos o individuos diversos que a partir de ahí se convierten en los componentes de un todo”.

Morin afirma que la organización puede ser asumida como un islote de neguentropía. De esta manera, la neguentropía saca la entropía al exterior, como subproducto de su reino en el interior de un sistema.

La organización tiene, según Morin (1984) dos aspectos. Por un lado, la organización permanente de un sistema que tiende a la desorganización. Por el otro, la reorganización permanente de sí, esto es, la auto-re-organización. De esta manera, tomando el concepto de organización y uniéndolo a la retroalimentación, es posible entender porque estos autores le otorgan tal importancia al concepto de autoorganización. (Gerber Plüss, 2006, 41).

Navarro Cid (2002, 34), recoge las cinco características definitorias del fenómeno organización extraídas de los trabajos de Porter, Lawler y Hackman (1975) en el que recogen diez definiciones diferentes de otros tanto autores (Barnard, 1938; Etzioni, 1964; Scott, 1964; Thompson, 1967; Gross, 1968; Presthus,1958; Simon, 1952; Schein, 1970; Litterer, 1965; Strother, 1963) y del trabajo de Quijano (1987, 1993) recopilando las definiciones de dieciocho autores (Porter, Lawler y Hackman, 1975; Chapple, 1954; Leibestein, 1960; Weber, 1947; Barnard, 1938; Pfiffner y Sherwood, 1961; Simon, 1952; March y Simon, 1958; Mayntz, 1972; Etzioni, 1964; Scott, 1964; Friedmann, 1971; Weiss, 1956; Mateu, 1984; Katz y Khan, 1966; Mooney, 1947; Gerth y Mills, 1961; Argyris, 1957):

  • Composición de la organización basada en individuos y/o grupos interrelacionados;
  • Orientación hacia unos objetivos o fines que guían las actividades y procesos organizacionales, y que son perseguidos por la organización a fin de su propia subsistencia.
  • Diferenciación de funciones entre los miembros componentes de la organización.
  • Coordinación racional intencionada necesaria para su integración en orden a la consecución de los fines organizacionales.
  • Continuidad a través del tiempo en tanto al mantenimiento de los patrones de interacción como sistema de roles, lo cual hace que la organización mantenga una cierta identidad como tal.

Representando gráficamente, los niveles relacionales dentro de las organizaciones, quedaría, (Schuschny, 2007).


La teoría organizativa aplicada al ámbito educativo, deviene en organización escolar, escuela o centro educativo. Gairín et al. (2006, 48-49), define escuela como “una estructura social con una organización y un sistema complejo de relaciones, tanto internas como con el entorno, cuya principal función es la de dar respuesta a las demandas educativas de la sociedad en la que está inmersa…Objetivos, estructura y sistema relacional constituyen los tres componentes básicos de las organizaciones. No obstante, su interrelación más que ser coherente queda a menudo mediatizada por diversos factores:

·        Los objetivos de las instituciones cambian a menudo como consecuencia de las relaciones que mantienen con un entorno dinámico, mientras que las estructuras permanecen o evolucionan más lentamente. Las estructuras no siempre son coherentes con los objetivos ni permiten su realización.
·        Las personas no siempre comparten los objetivos institucionales usan inadecuadamente las estructuras que les permiten relacionarse o generan potentes estructuras paralelas o informales”.

Los centros educativos o las organizaciones escolares, difieren en su evolución de otros tipos de organizaciones, presentando una serie de características diferenciales en contraposición con las empresas, (Carda y Larrosa, 2004, 27-28):

·       Objetivos. Los objetivos generales de una organización escolar suelen ser diversos, imprecisos y a veces contradictorios en su formulación. No siempre existe correspondencia entre objetivos y medios materiales para conseguirlos.
·       Planificación. La planificación en los colegios es escasa y no se cumple en la mayoría de los casos porque existen distintas maneras de interpretar la organización más adecuada para conseguir los fines. La escuela como organización está muy alejada de un único modelo ideal que representaría la empresa.
·       Roles. El profesorado de los colegios debe asumir varios roles caracterizados en la mayoría de los casos por la ambigüedad, algo que no suele ocurrir en los trabajadores de las empresas.
·       Tecnología. La tecnología específica escolar se caracteriza por su poca claridad si la comparamos con la de la empresa.
·       Coordinación. La escuela es considerada como una organización débilmente articulada, tanto desde el punto de vista de sus componentes como en la relación objetivos-medios mínimos.
·       Evaluación-Control. No existe un modelo consensuado eficaz, ni criterios precisos igualmente consensuados de calidad para la evaluación general del funcionamiento de los centros. En lo que se refiere al control diremos que es ejercido por distintas instancias con escasa coordinación. En cuanto a la consecución de los fines de la educación, existen dificultades para medir objetivos difícilmente cuantificables.
·       Liderazgo. Las propias características de las organizaciones escolares no facilitan la existencia de líderes que dirijan proyectos en los centros.
·       Usuarios. Los centros escolares no pueden cumplir la misión de formación que le marcan las leyes ni pueden dar respuesta adecuada a todas las necesidades del alumnado y familias.
·        Relaciones. En las instituciones escolares cobran gran relevancia las relaciones informales, al contrario de lo que suele suceder en las organizaciones empresariales.
·       Recursos. Los recursos empleados en la escuela no pueden producir beneficios inmediatos contables, por lo que a veces no son coherentes con los objetivos perseguidos. De otro lado, las decisiones se toman de acuerdo con la política educativa de cada momento, limitando la continuidad de determinados proyectos y grupos de trabajo.

Carda y Larrosa (2004, 48-50), exponen los componentes más importantes del centro escolar para su funcionamiento como organización en la siguiente figura:


Esta organización cuya visión o finalidad dentro del sistema social, es cambiante dependiendo del contexto con el que se relaciona dicha organización (véase el distinto funcionamiento de centros educativos de zonas rurales o urbanas); en términos generales se pretende formar a los alumnos en una serie de conocimientos, destrezas, habilidades que den lugar a personas integrales como un todo y finalidad última.

En el seno de esta organización, se relacionan una serie de personas o elementos (alumnos, profesores, familiares, personal laboral, asociaciones, funcionarios de la administración, proveedores, etc. ); dan lugar a una serie de procesos y dinámicas cambiantes y continuas en el tiempo, a través de una serie de medios como es el lenguaje (explícito, implícito), lenguaje corporal, conductas, en el que influyen además el bagaje personal y social cognitivo de cada persona así como el entorno o entornos donde se producen estas dinámicas y su relación con el contexto exterior.

Frente a estas dinámicas, es casi imposible predecir el estado futuro de  un centro educativo, con las técnicas y métodos de investigación al uso en educación, si bien; es posible modelar el comportamiento general de un sistema en la medida en que prevalece un orden, una capacidad de autoorganización de los elementos como un todo.

Los centros educativos son una compleja red no lineal de relaciones, producto de las complejas y conflictivas interacciones entre los miembros de la organización, y entre éstos y un entorno turbulento.



Charo Mayo Pérez, septiembre de 2012.


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Mi mas profundo agradecimiento al Dr. Luís Carro Sancristobal de la Universidad de Valladolid, que en todo momento me prestó su dedicación, ayuda y documentación.


martes, 28 de agosto de 2012


Teoría del Caos.

Si tuviéramos que justificar y remontarnos a los orígenes de esta teoría, quizás, deberíamos partir de los estudios en 1890, cuando Henry PointCare, publica un artículo en el cual expone el problema de los tres cuerpos (cómo se predice el comportamiento de la Tierra, la Luna y el Sol); no es resoluble con las leyes de Sir Isaac Newton. Lo que observa, es que pequeñas variaciones en las condiciones iniciales conducen a resultados totalmente distintos a los esperados, impidiendo de este modo cualquier tipo de predicción.

En 1963, ochenta años más tarde, el meteorólogo Edward Lorente, realizó una investigación apoyándose en las matemáticas de PointCare, para crear un modelo matemático del sistema que estaba estudiando; en el que se trataba como variables entre otras, la velocidad del viento y  la temperatura. Lorentz, mediante este estudio, demostró que es prácticamente imposible realizar con éxito una predicción meteorológica fiable, pues es necesario delimitar las condiciones iniciales con un absoluto grado de exactitud. En la práctica en el campo de la meteorología eso es una utopía. Esta propiedad, la de ser altamente dependiente de las condiciones iniciales, fue bautizada por Lorentz como el “efecto mariposa”, el cual viene a decirnos que una mariposa batiendo las alas en Hong-Kong puede ser uno de los factores desencadenantes de un tornado en Texas. Otra denominación del mismo concepto bastante intuitiva es la de “dependencia sensible”.

Ochenta años de diferencia entre una y otra investigación y las mismas conclusiones: la alta dependencia del comportamiento de un sistema de las condiciones iniciales y por ende, la complejidad que presenta la predicción de futuros estados del mismo. Toda sensación de poder controlar y dominar un sistema y por tanto, el determinismo puro y duro, triturados. La causa de este resultado: el enfocar el problema desde otra óptica, en ese caso el emplear unas matemáticas distintas a las tradicionales.

A partir de aquí, se crean las bases de lo que más adelante se vendría a denominar como la Teoría del Caos.  (Pérez Pla, 2007, 2 y ss.).

La Teoría del Caos se emplea en el estudio de una gran variedad de sistemas y procesos, debido a su ubicuidad que queda reflejada en las siguientes sentencias:

  • La complejidad puede aparecer en sistemas naturales y artificiales, así como en estructuras sociales y en las relaciones humanas.
  • Los sistemas dinámicos complejos, pueden ser muy grandes o muy pequeños, en realidad en algunos sistemas complejos los componentes grandes y pequeños cooperan mutuamente.
  • El sistema nunca es completamente determinista ni completamente aleatorio, exhibiendo ambas características.
  • Las causas y los efectos de los acontecimientos que el sistema experimenta no son proporcionales.
  • Las diferentes partes de un sistema complejo están unidas y se afectan entre sí de una forma sinérgica.
  • Hay realimentación positiva y negativa. El nivel de complejidad depende del carácter del sistema, de su entorno y de la naturaleza de las interacciones ente sus componentes.

Schuschny, 2007, representa la relación entre complejidad y caos, en cuanto a la influencia de las variables en el sistema de la siguiente forma: (esquema abajo sobre complejidad y caos).

                      


Tomando estas propiedades como base para catalogar a un sistema o proceso, que las posea como caótico o complejo el número de ocurrencias que aparecen en nuestro mundo y universo es sorprendentemente enorme. De este modo,  la teoría del caos, se utiliza en el estudio del flujo del tráfico, los cambios del tiempo, dinámica de población, en el comportamiento o pautas organizativas, desarrollo y decadencia urbanas, arritmias del corazón y epidemias.

También ha penetrado en campos sociales y humanísticos, el Caos se emplea en el estudio de la bolsa, la cual tiene un comportamiento altamente sensible y dependiente de las condiciones económicas, sociales y políticas, haciendo que sea un sistema realmente difícil de predecir. De igual forma, vemos el Caos aplicado a estudios de historia humana, en la cual al igual que en un sistema caótico, observamos que ciertos acontecimientos como el nacimiento y caída de una civilización, siguen ciertos patrones parecidos pero nunca semejantes, es decir; dos hechos exactamente iguales nunca se repiten. En este tipo de sistemas los efectos no son consecuencia directa de las causas, aparecen como propiedades emergentes derivadas de la interrelación de todas y cada una de las partes del sistema entre sí mismas y con el entorno. El todo influye en el todo, nada es fútil o irrelevante y por lo tanto descartable. 

Las teorías del caos son un conjunto de teorías referidas a los sistemas dinámicos caracterizados por su complejidad. Este conjunto engloba la teoría de los sistemas abiertos alejados del equilibrio, la teoría de las catástrofes, la teoría de los atractores extraños , la teoría de los sistemas complejos adaptativos, la teoría del caos determinista, la teoría de la criticalidad autoorganizada, o la teoría de los sistemas autopoiéticos entre las más destacadas. (Navarro, 2000, 137).

Siguiendo a Navarro (2002, 48). “Se pueden distinguir dos enfoques clásicos en los estudios del caos. El primero de ellos e centra en el orden oculto que existe dentro de los sistemas con dinámicas caóticas (sistemas caóticos)… Entre los máximos representantes de este enfoque encontramos a autores tan significativos en el estudio de los sistemas caóticos como Edgard Lorentz, Mitchell Feigenbaum, Benoît Mandelbrot, Chris Langton y Stuart Kauffman o los miembros del conocido Grupo de Santa Cruz: Robert Shaw, Norman Packard, Doyne Farmer y James Crutchfield. El segundo enfoque centra su atención en el surgimiento espontáneo de orden, de autoorganización en las estructuras que surgen en condiciones de alejamiento de equilibrio de los sistemas, cuando la producción de entropía es elevada… Al contrario que en enfoque anterior, en éste existe una figura central que monopoliza la cuestión como es Ilya Prigogine”.

La aplicación de estas teorías en diversos ámbitos y disciplinas, data inicialmente a finales de los años 50 y principios de los 60, cuando a las órdenes del profesor Forrester del M.I.T. (Massachussets Institute of Technology), se ideara una metodología destinada a ser aplicada en la dinámica de sistemas, para resolver problemas de determinadas empresas, denominándose dinámica industrial.

Posteriormente, se aplicó a sistemas urbanos, surge así lo que se denominó la dinámica urbana y dinámica regional, con una utilidad de aplicación socio-económicas. Con posterioridad, con la incorporación de modelos de simulación informática, los campos de aplicación serán muy diversos, pasando por sistemas sociológicos, sistemas energéticos, sistema judicial, sistemas ecológicos, medioambientales, problemas de defensa, simulación de problemas logísticos, etc. (Aracil, 1995, 12-14).

La complejidad se ha incorporado en la actualidad, a la investigación psicológica (Rae, 1993; Robertson y Combs, 1995; Scott, 1991). Destacan los trabajos de Abraham y Gilgen (1995) en Psicología Básica (control motor, percepción, atención, producción de lenguaje y desarrollo humano), así como los trabajos de Kenrick, Ac- kerman y Ledow (2003a), Kenrick, Li y Butner (2003b), y Kenrick, Maner, Butner, Li, Becker y Schaller (2002) en Psicología Social Evolutiva, al analizar la evolución cultural como un producto emergente a partir de interacciones complejas entre procesos psicológicos. Una propuesta de integración de las perspectivas evolucionista y dinámica, aplicada al análisis de la cultura, la tenemos en Gómez-Jacinto (2003). Los inicios de la metodología no lineal en Psicología se pueden ver en el trabajo de Lord y Novick (1968).

La complejidad está alumbrando la investigación de fenómenos psicosociales como la influencia y el cambio de actitudes (Nowack y Vallacher, 1998; Vallacher y Nowack, 1994), el self (Briggs y Peat, 1989; Codina, 2005) y, por supuesto, las organizaciones laborales (Guastello, 1995). Los inicios de la aplicación de la teoría del caos a la explicación de los fenómenos sociales podemos situarlos en el
Trabajo pionero de Cronbach (1988). La perspectiva de la complejidad nos ayuda a ver las organizaciones humanas, por ejemplo, las organizaciones laborales, como Sistemas Adaptativos Complejos (Navarro, 2000, 2001 y 2005; Stacey, 1995, 1996a; Stacey, Griffin, y Shaw, 2000; y Thiétart y Forgues, 1993). Recopilación de (Pastor y García-Izquierdo, 2007).

Así, mismo Schuschny, 2007, considera los sistemas dinámicos caóticos como:

         Caos es el comportamiento impredecible de un sistema determinístico.
         Exhiben “sensibilidad a las condiciones iniciales” (efecto mariposa).
         Producen fluctuaciones acotadas pero impredecibles.
         La dinámica se representa en forma de atractores extraños, lo cuales tienen una estructura fractal.
         Nos ejemplifican que la impredictibilidad de un sistema puede no deberse a nuestra ignorancia, sino que puede ser una propiedad intrínseca de los mismos sistemas (incerteza irreducible).
         Llevemos esta metáfora a la realidad social…. ¿que nos queda para la planificación estratégica?

Los Sistemas Adaptativos Complejos, muestran patrones caóticos propios de una dinámica no lineal indeterminada, incierta e impredecible, pues las interacciones o fluctuaciones están sujetas a un ruido (ambigüedad), que nos impide especificar su evolución con total certeza. Así, desde la perspectiva de la complejidad, la predicción y el control son redefinidos en términos de atractores (un atractor es un estado al que tiende un sistema por su propia dinámica y en el que se asienta de una manera relativamente estable); atractores que pueden ser puntuales (un nuevo patrón de comportamiento), periódicos (que se repiten, formando un comportamiento característico) y caóticos (sensibles a las condiciones iniciales). (Pastor y García, 2007).

En esta misma línea, y tomando como base la ambición del control dentro de las organizaciones aparece el caos determinístico como:

• Caos es el comportamiento impredecible de un sistema dinámico determinístico.
• “Sensibilidad a las condiciones iniciales” (efecto mariposa). Fluctuaciones acotadas e intermitencias impredecibles.
• La dinámica se representa en forma de atractores extraños
• Incerteza irreducible: la impredictibilidad de un sistema puede no deberse a nuestra ignorancia (error propagado), sino ser una propiedad intrínseca de los mismos sistemas.
• Metáfora: planificar o tener visión. (Andrés Schuschny, 2008).

 Mi propuesta es aplicar esta teoría desde el paradigma de la complejidad, para interpretar la realidad de los centros educativos como sistemas caóticos pero no desordenados, en los cuales bajo un aparente desorden, se rigen dichos centros, por procesos predecibles, sensibles a las condiciones iniciales y fuertemente dinámicas frente a los atractores.

Será necesario, examinar los procesos y dinámicas que subyacen en la actividad educativa, como un todo interrelacionado de los elementos que participan en dicha actividad humana y donde la suma de las partes o elementos no predicen el funcionamiento de todo el centro educativo.

La diversidad de subsistemas que conforman la escuela o centro educativo: familias, docentes, alumnos, directivos, inspectores, personal laboral, etc., determinan una estructura compleja que requiere un análisis capaz de ver esa complejidad como totalidad. Y donde los procesos o dinámicas que producen uno o algunos de dichos elementos, desencadenan un nuevo orden que implica a  todo el centro educativo o sistema.

En esta línea, tenemos ejemplificaciones de la aplicación de la dinámica de sistemas como metodología para formar a los alumnos en proyectos como el K-12 de la MIT a cargo del profesor Forrester, (SDP, 2007),  en orden a proyectos en los que vehiculan un conglomerado de disciplinas para la consecución de una formación unificada u holística. O lo que se ha dado en llamar la Pedagogía del caos o de la complejidad, aplicada al ámbito universitario de Venezuela (Carolino, 2004).

                                                                                                    Charo Mayo Pérez, agosto, 2012.


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